C R I T I C A
                         MUCHA SANGRE   

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A

ntes de nada quiero agradecer a la distribuidora Filmax la oportunidad de ver esta película en un pase semiprivado, pues eramos ¡2! los espectadores de una céntrica sala de la periferia madrileña (al parecer los cines de la capital y los complejos multi-salas estaban demasiado ocupados con los últimos estrenos). Y quien sabe si cuando esto se publique, no esté ya en cartel este estreno, detectado


mirando con lupa la cartelera y desconozco las condiciones en el resto del país pero son fácil de imaginar. Y si breve es la andadura en cines de una cinta condenada a la distribución en DVD para solaz de fans, tampoco fue fácil su producción pues cuentan las crónicas que el rodaje se interrumpió en 1999 por motivos financieros y no se reanudó y concluyó hasta la primavera de 2002. Recientemente ha obtenido el espaldarazo de la mejor película en la semana de cine fantástico de Estepona, Málaga.
 


Paul Naschy y el director Pepe de las Heras durante el rodaje
 

Mucha sangre es la opera prima del director ceutí Pepe de las Heras, avezado cortometrajista, quien también coescribe el guión que narra la odisea de dos reos: un temible paleto, el Cortaojos (Txema Sandoval) y un heavy, el Choro (Rodolfo Sancho), que luego resulta ser un poli infiltrado, que fugados de la cárcel de máxima seguridad de Torre Bruno en el Estado de Almería y tras secuestrar a la dueña de un 2 caballos, Iciar (Isabel de Toro), que no sólo no termina padeciendo el síndrome de Estocolmo sino que se trata de otra poli liada con el anterior, pretenden cobrarse una vieja deuda con el dueño de un siniestro club, el potentado Vicuña (Paul Naschy), lo que les pone en la pista de una secta de alienígenas responsables de las últimas desapariciones de muchas jóvenes lugareñas y de los tíos tampoco pasan sino revelan sus intenciones homófilas o más bien reproductivas pues los aliens extienden su reino por la península a base de pasarse por el recto a todos los mancebos.
 


Choro (izqda.) y Cortaojos (dcha.), azote de los alienígenas

 
Sobre este hilo conductor transcurre esta comedia gore a modo de cómic y ritmo de rock, eterna sucesión de histriónicos gags parodiando todos lo clichés y personajes marginales (policía pseudo-yanqui en la Almería profunda; reclusos salidos; el típico mecenas, el Tío Juan, que da cobijo y apoyo logístico a los fugados, es un casposo viejo verde ¡bético!) cuya primera parte transcurre por esos caminos a modo de road-movie cañí y en la segunda, una vez desvelada la trama alienígena, lo hace satirizando el cine de acción y de tiroteos con secuencias que se alargan desmedidamente, saltos, balas y sangre, y donde aparece al mismo tiempo la vertiente gore hasta la saciedad.
 

 
En Mucha sangre hay  gore a mansalva

 


La protagonista femenina, Iciar, una chica dura


El omnipresente look casposo de bajo presupuesto es un aliciente añadido. Pepe de las Heras busca la farsa a diestro y siniestro: la infiltración nocturna del choro y Cortaojos en la guarida alienígena transcurre con una sintonía sincopada de “Misión imposible”; algunas escenas resultan muy celebradas: la tortura-interrogatorio ¡sin preguntas! a ostia limpia del Tío Juan a manos de los aliens, que satiriza igualmente el cine ultraviolento yanqui, o la chica zombi, que en plena vorágine, reconoce a su novio en uno de los alienígenas; escenas que dan pie a varios homenajes detectados: el primero, al propio Naschy, en el cambio de secuencia después de la primera batalla en el pub La esquina se carcajea preparando la cena de la noche siguiente y se escucha un aullido a la luna llena; a La matanza de Tejas; a Alien; y a Zombie.
 


Chica zombi en avanzado estado de descomposición porta unas tijeras de podar
 

Mucha sangre es la última caspa hispánica, un entretenido producto para paladares de la serie B más histriónica, con referentes que van desde directores extranjeros como Peter Jackson y Sam Raimi en sus etapas prehistóricas, las Bad Taste y Evil Dead respectivamente, o al Julio Medem de Airbag y toques de la comedia negra patria más cáustica, cuyos posteriores visionados nos deparará no pocas risas añadidas que pasaron desapercibidas por las limitaciones de la postproducción y del sonido directo con la machacona banda sonora que oculta en ocasiones más de una frase de diálogo a buen seguro jocoso.
 



Paul Naschy da vida a Vicuña, el jefe alienígena


En el capítulo interpretativo señalar la participación de Paul Naschy, que apunta un merecido regreso del injustificado olvido -School killer (2002) o la pendiente de estreno Rojo sangre-, aporta un histriónico tono maléfico al personaje del jefe de la secta alien; su aparición, que se hace de rogar pues se le oye pero su rostro permanece fuera de plano adivinándose tras la lámpara de una mesa de billar, está bastante conseguida y la parafernalia sodomita a la que somete a sus víctimas, de lo más hilarante y otra vuelta de tuerca en su carrera. Del resto destaca más la vertiente esperpéntica que personifican más que la interpretativa, de hecho el protagonista masculino, el fugado Choro, se desdibuja al revelar que es un osado poli guapo.
 


¿Resurgir de Naschy?
 

A olvidar el risible, por lo freak, pero inconexo inicio a modo de prólogo del Nodo con el baño de Fraga en Palomares, supongo ¿por aquello de la cercanía geográfica? pues la película está ambientada en Almería. O la presencia insistente de la nada selecta banda Mojinos Escozíos, a buen seguro muy celebrada por los fans del grupo, público objetivo del film, pero no demasiado justificado desde el punto de vista de la coherencia cinematográfica pero ¿quien la busca?; esto y la constante alusión al consumo de una conocida marca de cervezas arraigada en el sur peninsular, se admite sólo si sirvió  para financiar la producción de semejante film.

Calificación: 6.

Cotanes ´Babe, octubre de 2003.