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Aullidos ‘a la gallega’

La licantropía es un subgénero nada ajeno al cine fantástico y de terror español, plagado de buenos títulos como ‘El bosque del lobo’ (Pedro Olea, 1971) o su actualización contemporánea, ‘Romasanta. La caza de la bestia’ (Paco Plaza, 2004), aparte del ciclo de Valdemar Daniniski, el hombre lobo hispánico, que encarnó el ya ausente entre nosotros Paul Naschy, con títulos tan apreciables como ‘La noche de Walpurgis’ (León Klimovski, 1971) o ‘La bestia y la espada mágica’ (Jacinto Molina, 1983), entre otros muchos.

Tan manido tema, por tanto, pero no por ello menos preciado por los fans del género, está en la base de la película escrita y dirigida Juan Martínez Moreno, una aventura urdida en torno a una antigua maldición, que está muy bien planteada en formato de cómic en el prólogo del filme, y centrada en el personaje de Tomás Mariño (Gorka Otxoa), un joven escritor en retiro espiritual en la tierra gallega de sus ancestros y la casona familiar donde pasó su niñez y su primera juventud, el pueblo de Arga. Acompañado de su perro, el ‘trofeo’ de una reciente ruptura amorosa, busca la tranquilidad para continuar su aun escasa obra literaria al tiempo que contacta con un amigo de la infancia así como algunos familiares anclados en el pueblo. Este apacible cuadro no va a tardar en convertirse en una pesadilla para Tomás pues los aparentemente apacibles lugareños le usarán como chivo expiatorio para liquidar la ancestral maldición que asola al pueblo y que vive encerrada en los pasadizos subterráneos de un antiguo convento.

Este prometedor planteamiento es abordado desde una perspectiva abiertamente cómica, herramienta my útil como contrapeso al plano de desbordante irrealidad que este tipo de ficción necesita. Y la película cuenta para ello con un reparto de actores de reputada valía en esta especialidad: Gorka Otxoa, que se doctoró en ‘Pagafantas’ (Borja Cobeaga, 2009), al igual que Carlos Areces, que interpreta a Calisto, el inseparable amigo de Tomás, hizo lo propio en ‘Balada triste de trompeta’ (Álex de la Iglesia, 2010), o Secun de la Rosa y Manuel Manquiña. Su trabajo divierte razonablemente, si bien la falta de una protagonista femenina de fuste, salvando el muy secundario de Mabel Rivera, es un lastre que hubiera deparado un equilibrio eficaz a ciertas escenas o apuntado otras variantes. Y junto a momentos de humor fácil y grueso, hay inspirados gags como por ejemplo la secuencia del affair con el dedo de Tomás como antídoto contra la profecía lobuna.

El filme mantiene un tono correcto y su ritmo se precipita desbordante desde la mitad del metraje hasta el final, abusando, incluso, de cantidad, con escenas granguiñolescas que pretenden superar a la ya clásica ‘Aullidos’ (The howling, Joe Dante, 1981).

En su contra, argumentaremos que el equilibrio entre comedia y ficción se salda con un resultado sin mayor lustre, simplemente divertido, con contados buenos momentos que otras veces desmerecen el atractivo planteamiento, lastrado por un guión que carece de una mayor densidad.  A mi mente acude un no tan lejano ejercicio de lúcida combinación de comedia fantástica, con toques pulp y gore a raudales, que transcurría igualmente en tierras gallegas: ‘Dagon, la secta del mar’ (Stuart Gordon, 2001).

Calificación: 6 (de 10).

David Linck, agosto de 2012.